jueves, 29 de marzo de 2012

Día de huelga. Desayuno haciendo zapping. Seguimiento televisivo de la huelga en los diferentes canales. En las principales cadenas se organizan debates en torno al tema del día. Individuos a favor y en contra de la huelga. Todo muy aburrido. Llego a Intereconomía. Las arengas fascistas de esta cadena siempre me hacen gracia. Son puro exceso. Curiosamente, la cadena fascista emite a estas horas su particular teletienda. No obstante no venden sujetadores ni productos de limpieza, sino rosarios. En concreto, la teletienda de Intereconomía comercializa un rosario electrónico. Una suave voz de mujer reza Ave María, llena eres de gracia a través de unos altavoces; sustituyendo las míticas letanías religiosas de las iglesias. El aparato, pequeño y con la forma de un ratón de ordenador, recita para cada día de la semana los misterios de la Virgen Santísima, seguido de un padrenuestro, tres avemarías y un gloria patri. La iglesia definitivamente se moderniza.

El gobierno admite que su reforma laboral, al igual que el rosario electrónico, modernizará el país. De nuevo, el lenguaje se hace torvo. En efecto, los populares, grandes amantes de la libertad, son al mismo tiempo unos adalides de lo moderno. Vaya que sí.


miércoles, 28 de marzo de 2012



Con tres años un hijo ya se siente decepcionado.
Eso pensaba yo cuando el niño me preguntaba, esta misma mañana,
por qué mi coche no corría más. La calma es imperfecta
y se oculta en la sombra. Se oyen gritos a lo lejos,
pero no alcanzan a decir nada; son sólo parte
de una histeria inexacta como la vida
de los otros. Alegría pueril y momentánea,
segundos antes de la criba salvaje
de las obligaciones burocráticas.

En ese cauce
espartano
nos hallamos inscritos,
como militares desencantados de lo cotidiano
y padres de familia monofilial.

lunes, 26 de marzo de 2012


Todas las cosas cotidianas
entran en conflicto a veces
con una melancolía abstracta,
esencial e imposible.
Uno sabe lo que tiene que hacer
en cada momento.

Cuelgan
los horarios como lava extinta,
emanando una melodía tristona
y repetitiva. Uno sabe
lo que hacer
y lo hace.

Nada extraordinario.
Las horas insisten
como la muerte.

viernes, 23 de marzo de 2012




Malos tiempos para las comunidades educativas. Vale, son malos tiempos para todos; pero uno habla de lo que le concierne. Aumento de la ratio. Vamos a llegar a los treinta y cinco alumnos por grupo, como en la posguerra. Recuerdo que cuando empecé a trabajar se hablaba de que la ideal era una ratio de quince, dado el cariz que estaba tomando el asunto. Ahora estamos en treinta. A ver quién da más. Reducción de desdobles, que hasta ahora se dan en algunas asignaturas precisamente para alcanzar ese ideal de pocos alumnos y la mejora de la calidad. La calidad, un tema apasionante. El PP pretende mejorar la calidad presionando al profesorado. Menos profesores y más incómodos. Menos sueldos que pagar, en cualquier caso. Ahora dicen que después de los recortes sobran plazas, claro. Pero no ya de interinos. Ésos se van fuera directamente y sin contemplaciones. No obstante los definitivos ya no tienen el puesto asegurado. Si sobran plazas ocupadas por definitivos, el último en llegar se va. ¿Adónde? Ni se sabe. A la Conchinchina. Poco importa que uno haya tardado años en acercarse a su pueblo o ciudad. El mes de julio, a currar, como todo el mundo. Ya está bien de tener más vacaciones que nadie. No importa lo que se haga. (A lo mejor se les ocurre alargar el curso.) Si nada hay que hacer en los centros educativos vacíos de alumnos en pleno verano, a inventarse cursos, actividades estivales ludico-festivas, lo que sea. Pero en casa, no. Esto último ni siquiera es una medida de ahorro. Es, en todo caso, una medida de desprestigio del profesorado (los profes son unos vagos, que trabajen) y una medida de extorsión (que se jodan los putos profes). Se trata de una especie de populismo muy de derechas. Por algo se hacen llamar populares. Recogen una opinión popular (los profesores son unos vagos, que trabajen las mismas horas que el resto) y la atacan, de frente, con valentía y contundencia, para que todo el mundo se dé cuenta de quién manda aquí. Vaya forma de pervertir el lenguaje. Hay palabras bellas que se tornan siniestras en manos de la derecha. Qué atractiva es la libertad para el individuo que ha sufrido alguna forma de esclavitud. Sin embargo, si la libertad significa que los fuertes, los poderosos, están libres de reglas para de ese modo extorsionar impunemente a los más débiles, entramos ahí en un paisaje maligno, perverso, de un oscurantismo total. Libertad para quién, hijos de puta.

jueves, 15 de marzo de 2012


No sé si el mundo ha mentido
Yo he mentido
Yo no sé si el mundo ha conspirado contra el amor
Yo he conspirado contra el amor
El clima de tortura no constituye ningún consuelo
Yo he torturado
Aunque no hubiera existido la nube en forma de hongo
habría odiado
Escuchadme
Yo habría hecho las mismas cosas
aunque no existiera la muerte
Me niego a que se me sujete como a un borracho
bajo el frío grifo de los hechos
Yo rechazo la coartada universal
Como un ninfomaníaco que ata a un millar
en una extraña hermandad
Yo espero
que cada uno de vosotros confiese





El último disco de Leonard Cohen contiene cortes en los que el bardo canadiense recuerda a Tom Waits. En el último disco Matt Elliott recuerda en algunos fragmentos a Leonard Cohen. Todo esto es un poco confuso. Generalmente estos trasvases se producen en los primeros discos, cuando las personalidades no son aún muy fuertes y las propuestas se arriman las unas a las otras para ganar confianza. Leonard Cohen tiene un vozarrón grave y cálido que con la avanzada edad parece rompérsele, al igual que el chorro de voz histérica y rota de Waits. Además, en el último disco Cohen se acerca al blues cabaretero de los primeros discos de Waits. Todo es un poco confuso. ¿Dónde está el dandy atildado de siempre, el vividor perfumado, el crooner tecno-pop de I'm your man? Parece viejo y cansado, mostrando una extraña derrota, en una ruina que no es sólo económica, sino moral. Tom Waits es como un caballo desbocado que cuando se calma aparenta, inclusive, una cierta elegancia. Hace años parecía imposible que Cohen y Waits se entendieran; es decir, que ocupasen un mismo espacio artístico o cantautoril. ¿Y Elliott? ¿De dónde viene este tipo? Desde su drum and bass tabernero, balcánico, oscuro y en tierra de nadie, parece pretender acercarse a los cantautores clásicos, de voz grave y aliento cálido. Los lamentos de Matt Elliott, en efecto, pierden modernidad y ganan distinción, prestancia y clasicismo. Todo se ajusta en ese pequeño club de hombres ilustres, severos y elegantes.

sábado, 10 de marzo de 2012



El grado más alto de la tristeza tanto puede ser
un general ciego mendigando a través de las islas
como hacia las 3 de la mañana la avenida de la Ópera
No hay límites para la melancolía humana
Se cuenta siempre con una piedra para colocar sobre la pirámide de las lágrimas
Estáis seguros de padecer tanto como una mujer estrangulada
en el momento en que ella sabe que todo ha terminado y desea acabar
Estáis seguros de que no valdría más
ser estrangulado si uno piensa en los cuchillos de las horas que se acercan
Desde hace tiempo vivo mi último minuto
La arena que mastico es la de una agonía invisible y perpetua
Las llamas que hago recortar de tiempo en tiempo por el peluquero
son las únicas en delatar el negro infierno interior que me habita
Como cuerpos privados de sepultura
los hombres se pasean por el jardín de mi mirada
Soñadores inexplicables
o soy el único a quien golpea una mano desecada
en este desierto poblado entre estas flores áridas

Amo y soy amado Nada nos separa
Por qué entonces estar triste en el corazón espléndido del amor
El mundo sacude su estúpida cabeza Sabelotodo
Amo aunque la vida sea mortalmente intolerable
Amo aunque luego me vea obligado a aullar
Detrás de mí arrastro el manto fantasmal de las intenciones ocultas
Una cadena de perfeccionamientos del dolor moral
suena a mis pies espantosamente desdichados
Amo y nos amamos pero en medio de un naufragio
pero en la punta de un puñal y no puedo
no puedo soportar el mal que esto ha de hacerte
Tus ojos tus ojos amor mío desorbitados por todo lo que sea placer
Que me arranquen el corazón con tenazas
que terminen con mi cabeza que se despega
Bebo una leche como tinta y la hora del mediodía
se parece al carbón de los pantanos
donde se marchita el Sphagnum al que tomo por mi imagen en los espejos
Yo amo Yo te amo pero
en la cala de un barco en el instante de dar el salto Impaciencia
Innoble impaciencia de saber si eso podrá soportarse

Mas no todo ha de ser ruina y vacío.
No todo desescombro ni deshielo.
Encima de este hombro llevo el cielo,
y encima de este otro, un ancho río

de entusiasmo. Y, en medio, el cuerpo mío,
árbol de luz gritando desde el suelo.
Y, entre raíz mortal, fronda de anhelo,
mi corazón en pie, rayo sombrío.

Sólo el ansia me vence. Pero avanzo
sin dudar, sobre abismos infinitos,
con la mano tendida: si no alcanzo

con la mano, ¡ya alcanzaré con gritos!
y sigo, siempre, en pie, y así, me lanzo
al mar, desde una fronda de apetitos.



jueves, 8 de marzo de 2012



¿Cuándo perdiste el sentido del humor?
Te levantas a medianoche
con el mismo sueño suicida
de siempre
quemándote las entrañas.
Echas una meada y vuelves
al lado de esa mujer inverosímil,
sensible y dura. Hace un rato
estabais hablando de envejecer juntos;
ir a los cines
como un par de abuelitos modélicos.
Los cines como reducto último
de rebeldía (fantasía burguesa
al canto). Los cines
nos unieron. Nuestra vida
en los cines. Te veo sola en
los cines, le dije.
Luego me pareció cruel,
la bromita. No veo nada idílico
llegando a viejo
habiendo sido un mediocre cinéfilo.
No es la solución
que yo estaba esperando.
Repasemos: Haces el gesto habitual
de suicida noctámbulo. Deslizas
una cuchilla por el desnudo
de la piel y miras tu cara de idiota
en el espejo del retrete. ¿Cuándo
perdiste el sentido del humnor?
Imaginas el sangriento espectáculo.
Demasiado aparatoso, piensas.
Si solamente hubiese que pulsar
un interruptor,
como quien apaga la luz,
hace ya tiempo que lo hubieses hecho.
De modo que sigues vivo
por no montar el lío.
Eres mezquino
hasta para eso.
Nada,
te veo anciano cinéfilo.
En los cines, la promesa de una re-
volución que nunca llega,
como una alucinamiento senil
o una quimera.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Actividades mínimas:
ordenar animales de juguete,
ver la tele,
dibujarse a sí mismo, bajo mi tutela,
dibujar a mamá, luego a papá
[el tamaño es decreciente,
lo que denota
la importancia de cada uno;
(yo soy, claro, el menos importante
de los tres)], dibujar un oso,
pintarlo con un boli azul,
gritar como una lagartija, gruagh,
agacharse, llorar, tomarse la medicina,
preguntar por los abuelos,
llamar a los abuelos,
preguntarles, directamente, si van a venir,
preguntarme por qué no vienen los abuelos,
beber agua,
escribir una D,
escribir una I,
escribir una E,
escribir una G,
escribir una O,
decir ya está,
ir a hacer caca,
no hacer caca,
contar un cuento,
de qué,
de El Rey León,
gruñir como un auténtico león, gruagh,
cómo, ¿así no es como gruñen las lagartijas?,
no, gruagh no, GRUAGH,
ah, vale, mejor así,
quejarse, sonreír,
decir que nunca jamás seremos amigos,
decir que somos muy amigos,
no hacerme caso,
requerir mi atención,
pedirme un dibujo,
qué dibujo,
un león, gruagh, cómo,
GRUAGH,
ah, muy bien,
pintarlo de amarillo,
¿ese amarillo?,
no, ese otro, mejor,
decir ya está,
¿otro?,
no, ahora un hipopótamo,
pintar de negro el hipopótamo,
pintarlo hasta hacerlo desparecer,
desaparecer,
que nadie sepa de nosotros.
Ocupamos nuestra pequeña burbuja,
pueril y tierna.
Somos hombres invisibles.
No, yo soy Bátman
y tú el Capitán Garfio.
¿Llamamos a mamá?
(Bolonia)



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