martes, 2 de abril de 2024

Un dadá popular

El dadaísmo nació para combatir la mercantilización. Pero la mercantilización es tan puta que pronto comenzó a mercantilizar el dadaísmo. Duchamp tomó nota e hizo unas cuantas copias de su urinario; más tarde anunció su retirada. El dadá trajo la performance, a priori difícil de mercantilizar. Luego el mercado aprendió a vender no tanto el objeto como la idea. Si alguien se come el plátano que se exhibe en las paredes de un museo con un trozo de cinta adhesiva, que nadie se escandalice; el propietario de ese plátano no lo es del plátano en sí, sino de la idea de exhibir un plátano con una cinta adhesiva. A partir de ahí, el mercado es capaz de vender cualquier cosa, cualquier pose, cualquier crítica, entrando de lleno en una espiral perversa destinada a mover y blanquear dinero.


El meme, en mi opinión, será el contrapunto popular de dadá. Ya no hay discurso antimercantilización sino inmersión total. El meme (destinado a mimerizarse, es decir, a viralizarse) forma parte de la fiesta sin fin del capitalismo; que se propaga sin trabas ni obstáculos en las redes sociales. El meme performativo será el challenge (desafío): performance sin significado, que añade bromas sin fin al universo de bromas que circula en las redes sociales.

lunes, 1 de abril de 2024





 

Meme

 Uno se adapta como puede a este mundo de algoritmos. De recomendaciones algorítmicas. Aunque sean un poco fantasmales y, paranoicamente, perversas. En cierto modo, tranquiliza sentirse vigilado por una máquina. Pero se echan de menos las recomendaciones con firma, cada vez más difíciles de encontrar, y casi siempre previo pago. 


A menudo, bajo la frialdad de esta realidad algorítmica, cada vez encuentro más sentido al verbo desaparecer.


Todavía me sigue recomendado el algoritmo cosas de la postmodernidad. Como si los números hubieran detectado que, ciertamente, uno se ha quedado ahí, estancado, en ese tiempo definido por escritores franceses como Barthes, Derrida o Foucault. Veo el documental de aquel dibujante postmoderno, fragmentoso, feo y deformante y, más tarde, acepto la lección de mis alumnos de segundo de educación secundaria obligatoria. Al entrar en el aula alguien ha colgado un meme impreso en papel, fragmentoso, feo y deformante, con un mensaje ya no sé si irónico o neocínico o yo qué sé. Que habla de fornicio, por supuesto, pues ahora todo habla de fornicio de una forma directa, provocadora, fea y deformante. Me veo obligado a arrancar el papel del tablón de anuncios, aludiendo a la falta de corrección. Pero pronto enlazo con el documental del dibujante postmoderno, como si el meme solamente fuese una representación popular de aquello, feo y deformante, irónico o lo que sea.


Me siento. Estoy sentado. No puedo hacer otra cosa. Sentado, intento mantener la postura.

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.