lunes, 6 de febrero de 2012

Es halagador
que ella diga
de vez en cuando
que el niño
y yo la hacemos feliz,
un poco, al menos.
La recuerdo tía dura,
implacable, antisentimental.
El tiempo a mi lado
parece haberla ablandado.
Por eso me duele
escucharle
por la mañana
decir que está harta.
Harta de qué, le pregunto,
alarmado.
De todo, dice ella,
de vivir. Pero,
hay que hacerlo.
Con la última frase,
parece restaurarse
en modo estoico.
Como era antes, infeliz.


3 comentarios:

  1. y tú, desde el cuarto verso ya haces equipo tandem con el niño, qué oportunista (cuidado con la gente, no hablo de tu caso, que no 'sabe' ser feliz)

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  2. Y te restaura a ti.
    Fdo. Cefi
    (tengo problemas para comentar vía wordpress)

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  3. todos nos restauramos, de vez en cuando;

    gracias por comentar

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