sábado, 23 de junio de 2012



Alemania, España, Cataluña. Berlín, Madrid, Barcelona. Turismo televisivo. Voyeurismo del desastre mundial. Reuniones, entrevistas, cumbres, almuerzos. Lo que sea. Los mandatarios hablan, cada uno en su lengua, y nosotros lo vemos, les vemos, sonreír, manejar con sus sonrisas nuestro dinero y nuestras vidas, todo un trasiego diplomático, profundamente cínico. Al fondo, como escenografía, los cuadros, unos cuadros. Cada país exhibe la creatividad de los suyos, sus pintores señeros. Alemania, un Gerhard Richter abstracto, con sus colores barridos y sus atmósferas violentas. En Madrid, en uno de los rincones de la Moncloa que sale en los telediarios, un Esteban Vicente es testigo discreto de eso que con el ruido de los flashes no oímos, eso que se habla o se hace como que se habla en las cumbres, cuando ya todo ha sido pactado. Allí, entre tanto fantoche, el Esteban Vicente se erige, como digo, discreto, elegante, brumoso, como un Rothko de la primera época, el menos ortogonal y el no tan gris. (Nuestro Vicente fue muy amigo de Rothko, o eso se cuenta, e imitándole medio mal vivió muy bien toda su vida, sin necesidad de suicidarse. Su amigo le prestó los rojos y los azules, que se distribuyen como flotando, danzantes, sobre la superficie del cuadro, fondo sin figura.) Los catalanes son un poco más bestias. Se lo pueden permitir. Salen en menos telediarios. Se les supone rebeldes, reivindicativos. Antoni Tàpies les representa. Un Tàpies enorme, ocre, desgarrado, con los colores de la bandera catalana, la cuatribarrada. Recuerdo que hace años, en una entrevista para una revista de arte, Gerhard Richter dijo que Tàpies le parecía decorativo. Había que ser osado, según Richter, y Tàpies no lo era. Finalmente, los dos han acabado en el mismo lugar, decorando un escenario funesto en el que se cuece el deterioro de nuestras vidas.

4 comentarios:

  1. ¿Qué te parece que Antonio López acepte pintar a Álvarez Cascos cobrando lo que se dice que cobrará?

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  2. lo de Antonio López es justo lo contrario de los "abstractos";

    la abstracción es muy cómoda, silenciosa, decorativa, no dice concretamente nada, está ahí, haciendo bonito, como decorado, vacía de contenido...

    López, figurativo "hiperreal", es utilizado de otra manera; el político se arrima a su prestigio, para retratarse, buscando "inmortalidad", convertirse en pieza de museo, lo que sea... me parece mal, por supuesto, que un pintor que va de honesto como Antonio López se preste a ello; lo mismo hizo con la figura del Rey, que también retrató, y lo mismo hizo Lucian Freud con la Reina de Inglaterra... supongo que estos pintores se amparan en la coartada de que los antiguos, barrocos, renacentistas, fueron a su vez retratistas del poder de la época, nobles, reyes... yo no creo que sea extrapolable, me asquea, por supuesto, también el precio que cobran

    saludos

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  3. a mi me parece bien, como si quiere retratar al papa, mientras paguen IVA e impuestos. Confundir el arte con la ética es una -disculpad- chorrada. Otra cosa es ser honesto, por un lado, en tu vida, y por otro, con tu arte

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  4. arte y vida se confunden; es decir, arte y vida, llegado un momento, son la misma cosa;

    Antonio López ha creado una poética del paisaje envejecido y próximo, un realismo de lo cutre y deliberadamente "pobre", una inmanencia de las personas y los entornos cotidianos; en su caso, la elección del tema a pintar no es banal, nunca lo es, pero en su caso, menos

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