miércoles, 22 de agosto de 2012

En la farmacia de la esquina ya no admiten pedidos. Estos es, no admiten un pedido aislado. Siguen admitiendo, no obstante, pedidos al por mayor. Si no les queda atorvastatina, por ejemplo, uno ha de esperar a que la farmacia haga un pedido al por mayor de ese producto. O comprarlo en otra farmacia. Esto es nuevo. Lo juro. Esa farmacia anteriormente admitía pedidos, digamos, al por menor. Una caja de atorvastatina, leches. O un tubito de crema para infantes con atopia.

Antes se mataban por servirte lo que fuera. Mañana lo tendrás. A primera hora. No, si yo no puedo venir hasta las cinco. No importa, tendremos tu atorvastatina a primera hora. Muy bien, muy amable.

Ahora te dicen que las cosas han cambiado. Nos están puteando, dicen. Hasta que no cobremos lo que se nos debe, nada. Pero, qué pasa conmigo. Me estoy muriendo de colesterol. Mi hijo tiene dermitis, ha de ser tratado. Nada.

Debe ser un nuevo capítulo del desmantelamiento de este mundo maldito. Poco a poco, paso a paso. Todo está siendo desmontado y vendido, como si solamente hubiese sido una ilusión. Como si fuese una especie de decorado y nuestras vidas una ficción, de mentira. La función se ha acabado, hay que desmontarlo todo y largarse cuanto antes.

El engaño es terrible. Uno tiene la sensación de que, del mismo modo que lo de antes era ilusorio, ahora se nos sigue manipulando a través de los medios pero en sentido contrario. Alguien se ha inventado una crisis para llevarse los restos y dejarnos sin nada. Poco a poco, paso a paso. Tras los excesos, después del despilfarro, nada. No admitimos pedidos si no son al por mayor. Tus necesidades, tu diminuta vida, nos importan una mierda.


1 comentario:

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.