miércoles, 5 de junio de 2013




Lars Iyer habla de "existencia estructural",
como para quitarse importancia.

Yo siempre he jugado a
quitarme importancia. Tal vez
tratando de enmascarar lo importante
que soy para mí mismo. O tratando de camuflar
lo poco importante que soy para los demás, así
en general.

¿Qué os creéis, que no soy consciente de que soy
una mierda?

Hay muchas formas de quitarse importancia.
El alcohol. Iyer también habla del alcohol.
Iyer habla del fracaso desde una perspectiva alegre;
algo que es muy de ahora.

Tener hijos es estructural. Tener hijos vale
para quitarse importancia.

Los hijos lo empujan a uno hacia
un lugar, cualquier lugar, que no sea uno mismo.
Padres e hijos: esa clase de estructura
genética, uterina o lo que sea.

El primer hijo empuja, el segundo catapulta.

Uno ya no es sino soporte;
funcionalidad pura.

Nuestras vidas se han vuelto instrumentales,
mi amor. Despidámonos de nosotros mismos.

El tenista Stanislas Wawrinka se ha tatuado
unas frases de Samuel Beckett. Para que luego digan
que los tenistas no leen:

“Siempre intentándolo. Siempre fallando.
No importa. Inténtalo de nuevo. Falla de nuevo. Falla mejor”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.