Mi marido y yo tuvímos una tienda de discos en la C/ Arenal de Madrid y entre sus desechos yo acumulaba cosas como esta ¡Viva el Mambo!. El Spanish Caprice lo tuve en 78 rpm. y rumbitas muy sabrosas.
Es que empezamos muy prontito a vivir, JM, jaja. Mi tienda tenía gran colección de viejos discos de vinilo (algunos de alto precio) que traiamos de Londres y California pero la llegada del CD cambió el mundo del coleccionismo y nos hizo cambiar de negocio. También íbamos por toda la geografía nacional con ferias del coleccionismo. Toda una experiencia para mí que tenía otro trabajo. Lo pasé genial y conocí muchas ciudades del suelo patrio, jeje.
Si hubierais aguantado un poco os hubiera vuelto a pillar la ola de revitalización del vinilo, que, por cierto, en mi época nadie lo llamaba así, eso sí que es cosa de ahora, sino ‘elepé’
Mi marido y yo tuvímos una tienda de discos en la C/ Arenal de Madrid y entre sus desechos yo acumulaba cosas como esta ¡Viva el Mambo!.
ResponderEliminarEl Spanish Caprice lo tuve en 78 rpm. y rumbitas muy sabrosas.
Besitos.
¡Creo que conocí esa tienda, Valeria!
Eliminarvaya, sois muy mayores
ResponderEliminarNo somos muy mayores, J.M.; es cosa de la perspectiva: tú nos miras desde muy abajo, pequeño.
EliminarEs que empezamos muy prontito a vivir, JM, jaja.
ResponderEliminarMi tienda tenía gran colección de viejos discos de vinilo (algunos de alto precio) que traiamos de Londres y California pero la llegada del CD cambió el mundo del coleccionismo y nos hizo cambiar de negocio. También íbamos por toda la geografía nacional con ferias del coleccionismo. Toda una experiencia para mí que tenía otro trabajo. Lo pasé genial y conocí muchas ciudades del suelo patrio, jeje.
Si hubierais aguantado un poco os hubiera vuelto a pillar la ola de revitalización del vinilo, que, por cierto, en mi época nadie lo llamaba así, eso sí que es cosa de ahora, sino ‘elepé’
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