martes, 3 de septiembre de 2013



Desde que me lo recomendó un amigo, he visto temporada y media del serial televisivo Breaking Bad. Yo creo que no hubiese llegado a esta serie por mí mismo. Así de burro soy a la hora de detectar las cosas que están guais. Existen códigos para mí imperceptibles.

Cada vez me siento más rancio y fuera de onda.

Nos bajamos la primera temporada. Mi mujer y yo nos la vimos casi en una sentada, un día de agosto que dejamos a nuestro hijo mayor con sus abuelos y el otro dormía de manera milagrosa.

La primera temporada me deslumbró; a pesar de que, desde el primer momento, me enfrenté a ella con un cierto prejuicio acerca de ese planteamiento que tiene excesivo y rocambolesco, que siendo así no suele gustarme. Su creador, Vince Gilligan, lo hace bien dejando cada capítulo en su momento álgido, para que te pirres de ganas de ver el siguiente.

El prota es profesor de instituto, como yo, y un tipo mediocre, también como yo. Lo tiene todo para que uno se sienta identificado.

Recuerda un poco a Jo, qué noche, de Scorsese, por lo del tipo normal metido en historias extraordinarias, desbordado.

La venden como la historia de una metamorfosis. De bueno a malo. Vaya gilipollez.

Ahora les ha pegado a los americanos por aderezar sus cosas con este esquema, esta clase de bipolaridad. Yo no sé qué pretenden, la verdad. Creo que hay otro serial que sigue este mismo patrón, pero a lo bestia, titulado Dexter; empeñado, tal vez, en destapar al asesino que todos llevamos dentro. Muy a lo Bret Easton Ellis.

A mí la banalización del mal me da grima. El mal como cosa espectacular, como mero entretenimiento.

Prefiero lo contrario, tal vez. Que haya, digamos, un cierto análisis de las conductas malas. Su desmenuzamiento. La representación de su lado pueril e infructuoso.

El tal Walter White (va de Walt Whitman, al parecer) de Breaking Bad se va convirtiendo, capítulo a capítulo, en una especie de Clint Eastwood de Quimicefa. Un personaje inverosímil, que no me produce ninguna empatía. Al contrario que Tony Soprano, por poner un ejemplo.

La maldad americana gravita en torno al dinero. Estas series parecen rubricar su atractivo.

Su inmoralismo no es antiburgués, como el de André Gide. Sino que promueve un hijoputismo muy de ahora. Muy de las fases finales del capitalismo.

4 comentarios:

  1. Los guionistas fueron muy hábiles (estas series de HBO siempre son guión ante todo, obra de guionistas) al entender que debíamos empatizar con un tipo como Walter, pero a medida que avanzaron las temporadas…a mi cada vez me gusta menos la maldad de Walter: manipulador, abusón, insaciable, violento y más altanero que nunca. Su progresiva deshumanización está alentada por un orgullo desmedido que, conforme avanza el relato, pierde todas las resistencias morales que impone una emoción tan común como el sentimiento de culpa. Desprovisto de este, Walter White se convierte en un hombre sin piedad. El protagonista es ya también su peor antagonista. la gran pregunta que resta por responder en esta recta final: ¿hasta cuándo apoyaremos y justificaremos los actos de alguien sin compasión? (hablo de los espectadores) Una respuesta que, durante los ocho capítulos que restan, se encaramará sobre una desconcertante paradoja: la de que para Walter White lo hayamos tenido que amar tanto.

    ResponderEliminar
  2. quise decir "la de que para odiar a Walter White lo hayamos tenido que amar tanto"

    ResponderEliminar
  3. creo que Breaking Bad no es de HBO, Lans... de cualquier modo, al parecer has visto temporadas recientes; yo solamente la primera y parte de la segunda

    la primera me parece casi perfecta; con ese punto "hitchcockniano" que, como digo, mete a un personaje normal en situaciones extraordinarias... la segunda temporada ya me parece otra historia, el personaje ya es otro, me interesa menos, no me parece para nada verosímil; no es que lo odie, es que me da igual

    imagino que a partir de aquí el personaje se redefine, temporada a temporada, perfilando su "maldad"... supongo que asesina mucho y traiciona mucho; y con ello ofrece espectáculo, pirotecnia sangrienta, a medida que va siendo cada vez más plano

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Exacto, esa es la evolución temporada tras temporada: cada vez más pirotecnia como dices. Dexter es aún peor.

      Y tienes razón, pensé que era de la HBO, cable y tal, como las demás que me gustan (The Wire, Los Soprano...) No, es de la AMC (google dixit).

      Yo siempre he intentado estar fuera de onda, snobs que es uno, pero de vez en cuando -me ha pasado toda la vida- la onda me pilla y entonces tengo que escuchar chorradas como "anda, camisa de cuadros de franela, qué en la onda estás", y que , como las chaquetas de pana, las he usado toda la vida

      Eliminar

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.