Para mí el momento cúspide de la novela es cuando Morand, al final de la escritura del mismo, casado y con un niño de 18 meses que, de alguna forma, le ha regirado las entrañas emocionales, se pregunta de dónde va a sacar fuerza para darle un poco de alegría a su pequeño.
La nuca y la coronilla de un niño son de las cosas más enternecedoras que hay para un tío, supongo que para una tía también, de hecho, ellas lo proclaman más.
La nuca y la coronilla de un niño son de las cosas más enternecedoras que hay para un tío, supongo que para una tía también, de hecho, ellas lo proclaman más.
ResponderEliminar