domingo, 3 de mayo de 2015

8

Lo que más le gusta a Rajoy es pasearse por ahí con toda la parafernalia que le corresponde, dado el cargo que ocupa. Se trata de algo temporal, es consciente. No piensa dejar que se le suban los humos a la cabeza. Pronto volverá a ser el tipo sencillo y normal que ha sido siempre. La normalidad es lo primero. En efecto, resulta altamente satisfactorio cuando algún alto directivo de alguna empresa importante, o algún banquero, o algún integrante de la vieja nobleza, que también los hay en su círculo de relaciones, le dice a Rajoy que para nada es una persona altiva, sino que el trato con él es muy accesible, incluso propio de alguien de extracción humilde. Por supuesto que sí, y piensa continuar de esa manera.

Lo que no quita que le guste especialmente pasearse por ahí con su habitual escuadra de guardaespaldas y su pequeña cohorte de colaboradores. Si una cámara les filmase desde arriba, los cuatro guardaespaldas formarían un cuadrado perfecto. Las diagonales imaginarias de ese cuadrado se cortarían en el centro exacto, geométrico, ocupado por él mismo, Rajoy, quizá la persona más importante en el territorio nacional ahora mismo. Generalmente avanzan los cinco al mismo paso. Tienen ya esa costumbre. Ninguno de ellos se mueve ni medio metro de su posición. De manera que si Rajoy extiende los brazos hacia delante casi podría tocar en el hombro a los dos guardaespaldas que se desplazan por delante. Y, de igual modo, si extiende los brazos hacia atrás, apenas podría tocar a los de detrás.

Una vez leyó que los bebés necesitan dormir por las noches tocando los límites de la cuna, porque están acostumbrados a sentirse arropados por la placenta en el interior de sus madres. Lo mismo le pasa a Rajoy con sus guardaespaldas. Necesita tocarlos. Son su armadura. Avanzan por las calles, entrando en edificios oficiales, en hoteles, centros comerciales y restaurantes, como un pequeño ejército. Un fortín inexpugnable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.