viernes, 17 de julio de 2015

40

Esa misma noche, Albert Rivera sufre una pesadilla. Duerme al lado de su novia, Beatriz, como de costumbre. En el sueño, esté donde esté, siempre hay alguien que llama a la puerta. En su despacho, trabajando. Alguien llama sonoramente, toc, toc. Albert Rivera abre la puerta. Es Toni Cantó el que llama. Albert Rivera abre la puerta y allí está Toni Cantó, de pie, frente a él. Toni Cantó no dice nada; le mira fijamente y, de súbito, comienza a sonreír; primero levemente, luego la sonrisita de Toni Cantó se intensifica hasta que se convierte en una especie de mueca, como de Joker. En la cocina. Albert Rivera se prepara un café, de buena mañana. Alguien llama a la puerta. Nuevamente, Toni Cantó. En el baño, mientras Rivera se afeita la barba. Toc, toc. Allí está, otra vez, Toni Cantó. Parado en un semáforo. Alguien llama, golpeando la ventanilla del coche. Toni Cantó. Toni Cantó y su mueca sarcástica. Albert Rivera se despierta, sobresaltado. Tiene que contárselo a Beatriz. Albert Rivera toca en el costado a su chica, que descansa plácidamente a su lado. Ella se gira y, de pronto, Albert Rivera se da cuenta de que Beatriz no es Beatriz. Es Toni Cantó.

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